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jueves, 27 de julio de 2017

Yo creo que no lo sospechas


Una pintura, una canción, un poema, una danza, un cuento pueden tener objetivos que quizás no te imaginas.

Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

EL ARTE ES ÚTIL:

-Para divertirse asustando fantasmas. No hay nada mejor que esconderse y sorprenderlos. Salen corriendo a los gritos... Después igual vuelven.

-Para ayudar a los traumas a reconciliarse con una puesta de sol. Siempre se quieren esconder en algún rincón inadecuado y después no encuentran cómo salir de la oscuridad. Pueden estar años ahí, sin moverse. Son los malos de la película pero están muy solos y da pena verlos así.

-Para dejar a los miedos en libertad. Más vale que se pierdan y no salir a buscarlos. Los miedos son muy tontos, pero hay que tenerles cariño y ser generosos con ellos. Pero, si pierden el camino de regreso no salgas a buscarlos.

-Para bailar con los espíritus. Seguir el ritmo alocado que imprimen se hace casi imposible y sólo para cuando el sol sale en el horizonte dejan de moverse. Son muy entretenidos pero pésimos modelos. No se quedan quietos.

-Para exorcizar a los anhelos y sueños fallidos.

POR ÚLTIMO:

-Para acompañar a Dios. Pobre, está muy solo. Por más que lo ha intentado sus obras están llenas de imperfecciones... No se pueden comparar -por ejemplo- con una pintura de Vincent van Gogh o con la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven. Dios tiene que aprender mucho de los artistas porque estos no dejan obras inconclusas y son eternas, por los siglos de los siglos.






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